jueves, 1 de octubre de 2020

TÚ ELIGES



Que estudiar es una excelente inversión no lo discute casi nadie. Estudiar nos aporta, nos enriquece, amplia nuestra perspectiva, nos ayuda a comprender nuestro mundo y el de otros. Nos da herramientas y equipo para caminar y operar por el mundo. 

Estudiar de adultos, cuando por circunstancias x no hemos podido hacerlo en la juventud, requiere más esfuerzo porque suele ser necesario combinarlo con una actividad laboral (o más de una), con el cuidado de hijos y/o padres y con la gestión de una casa. Además, nuestra energía y vitalidad, se debe repartir entre lo anteriormente mencionado, y con algo de vida social y ejercicio. Si añadimos una separación, la enfermedad de un familiar al cargo, o una enfermedad propia, un accidente, vamos agregando peso y obstáculos a nuestro plan académico.

Las emociones que nos acontecen cuando estamos en modo "subjetivo" nos llevan a una visión de túnel y por eso a menudo no podemos ver una solución para algunos contratiempos. Mientras que la perspectiva nos facilita ver el problema desde cierta distancia. Y es en esa separación, en esa visión global, en la que podemos ver diferentes maneras de gestionar los imprevistos. Esto es algo que aprendes a hacer cuando decides estudiar teniendo ya tu vida más o menos encauzada en una dirección. Por eso pude estudiar educación social a los 37 años y terminarla 8 años más tarde. En ese lapso de tiempo, pasé de tener un hijo pequeñito a tener un adolescente. Tuve dos accidentes de moto graves, gané casi 30 kgs, y sufrí dos depresiones. Todo ello sin dejar de trabajar pero sí enterrando toda vida social que tenía al empezar. Y sí, con la sensación de no haber disfrutado de la infancia de mi hijo. Pero de esto no se suele hablar.

Y si bien es cierto que la mayoría de voces que uno oye cuando dice que va a estudiar o que está estudiando a los 35-40 años (por poner una edad) son alentadoras y de admiración, hay una parte que suele quedar en la sombra y de la que nunca habla nadie. Suele decirse que tras ese esfuerzo y sacrificio, uno llega a sentir, en algún momento que le compensa ese esfuerzo. Y hay que tener cuidado con esto porque, siento decirlo, no siempre es así.

Si tienes un trabajo estable, en el que no te sientes realizado pero con una nómina que te permite sufragar todos tus gastos y con un horario aceptable (fines de semana libres y sin tener que trabajar los festivos, por ejemplo), una vez termines los estudios que tanto sacrificio te han representado, es muy, muy posible que no encuentres un trabajo equiparable en sueldo y horario al que ya tienes. ¿Qué ocurre en ese caso? Que debes elegir o reinventarte o recordar otros alicientes y motivaciones que has mantenido en esos años de estudio. El aumento de autoestima, tu capacidad de constancia y trabajo, los conocimientos adquiridos, ... Pero tienes que estar preparado para aceptar la posibilidad de que no siempre compensa el sacrificio de trabajar, si lo que buscas es ejercer de lo que has estudiado.

"La esencia del estoicismo se basa en intentar manejar aquello que podemos manejar y no dejarnos controlar por aquello que no podemos controlar".


Lecturas recomendadas para este post:

"El obstáculo es el camino" Ryan Holiday.

"The Daily Stoic. 366 meditations on wisdom, perseverance, and the art of living" Ryan Holiday.

http://jfzuluaga.com/estoicismo/

https://thetowerofscience.com/resumenes-de-libros/resumen-del-libro-el-obstaculo-es-el-camino-por-ryan-holiday/


No hay comentarios:

Publicar un comentario

NO, NO ES QUE HOY EN DÍA NO AGUANTEMOS NADA

Un periodista le preguntó a una pareja de ancianos: ¿Cómo se las arreglan para estar juntos 65 años? Y ella contestó: "Nacimos en un ti...