domingo, 27 de diciembre de 2020

2020 AÑO DE LA RATA

 


Recordaré 2020 porque...

Me gustaría hacer una crónica del año de esas que hacen las personas que saben escribir porque viven de escribir. En su lugar me limito a hacer la crónica que hace alguien que escribe por lo mismo que lee: Para vivir.

Si buscas en google un resumen de los acontecimientos más relevantes del 2020, encontrarás varios artículos e incluso vídeos (algunos muy ingeniosos). Y es que una de las maravillas que nos convierten en criaturas únicas, es la capacidad de filtrar y re-versionar cualquier cosa con el tamiz del sentido del humor que, bien utilizado, puede hacer que algo sea vivido primero y recordado después con una sonrisa, con estoicismo, habiendo digerido lo doloroso. Es el sentido-reflejo porque nos permite mirar atrás sin que nos duela, sino dibujándonos una sonrisa.

Pero yo voy a recoger aquí solo lo que voy a ser capaz de recordar sin buscar en internet. Lo primero que recuerdo fue un incendio en Australia de dimensiones colosales, con un resultado dramático. Más de 3.000 millones de animales muertos o desplazados. Es una cifra que, al menos a mí, me cuesta de comprender. Y el 21% de los bosques australianos quedaron arrasados. 

Todos nos quedamos impactados con la explosión en Beirut...

Recuerdo también que en este 2020, el ex-presidente estadounidense Donald Trump fue impugnado para ser juzgado por el Congreso de EEUU por jugar sucio contra su oponente en la campaña electoral, Joe Biden, quien, finalmente, y tras derrotar al presidente mencionado, ha protagonizado otro momento resaltable de este año que termina y creado un momento histórico para el país norte americano: Situar en la vicepresidencia a la primera mujer indo-africana. Todo un hito sobre el que escribí aquí.

Sin duda el hecho que nos ha atravesado a todos en este año al que le queda un suspiro, ha sido el virus que desató una pandemia. No voy a hablar de él porque demasiado se ha escrito ya. Sí me gustaría mencionar la importancia de mantenerse informado, de no sucumbir al miedo y de agudizar el sentido común, como buenas prácticas para dirigirse en la vida en general y en una pandemia en particular. No comparto el victimismo que desde los medios han tratado de insuflar en la sociedad con frases como "Saldremos de esta" "Todo saldrá bien" o "Unas navidades anormales" prefiero el brillante resumen en una frase de un niño de 9 años.

"Like looking both ways before crossing the street and then getting hit by a submarine" Clarke Smith.

(Como si miraras a ambos lados de la calle antes de cruzar y entonces te atropellara un submarino"

El 9 de junio murió Pau Donés, líder del grupo Jarabe de Palo. Me afectó especialmente por el lugar que ocupó en mi historia. Su "Flaca" y el parecido físico que compartían entonces él y el padre de mi hijo, me hicieron sentirme ligada de alguna manera a Pau y a su flaca.

En lo personal este año se me ha resistido en ciertos asuntos personales pero me deja dos grandes y deseados regalos: Acabar mi carrera, para la que he invertido 8 años de mi vida y por la que he pagado un altísimo precio, del cual hablé aquí. Y comprarme un coche...algo que he deseado durante más de 10 años. 

Acaba un año en el que he aplicado una buena parte de lo aprendido en los últimos años. Lecciones que me han costado mucho integrar porque en parte, pueden resumirse en una sola palabra: 

a-u-t-o-e-s-t-i-m-a.

De baja autoestima vamos todos servidos, unos más y otros menos. El momento vital que se esté atravesando, también afecta, además de la propia historia de vida. Pero lo de hacer ver que "A mí eso no me pasa" ya no cuela. Gracias a gurús e influencers, coachs y psicólogos, hemos podido corroborar que todos y todas compartimos miserias y vergüenzas y que todos compartimos causas de cojeras varias. 

Y lo de diagnosticar "cosas" a los otros situados al otro lado de la pantalla, solo retrasa lo inevitable: que enfrentes tu sombra. 

Por mi parte, 2020 ha sido el año en el que no he sucumbido a tratos ni pactos en los que yo salía perdiendo. No. A quién quiso irse, le di las gracias por compartir conmigo y le abrí la puerta. A quién quiso irse pero pretendió quedarse en el umbral, le recordé que decisión es decisión (y autoestima es amor propio) y le cerré la puerta yo misma, no sin antes pedirle que dejara espacio y vacío. A quién se fue pero siguió mirando a hurtadillas por la ventana, en este final de 2020 le cerré la ventana. Y estas últimas horas del año, he leído sobre algo que yo llamaba relaciones puente pero que alguien ha llamado "Tipo de relación narcisista" en la cual, alguien que ha amado y ha sido dejado, establece una nueva relación sin enamorarse de ese alguien nuevo, puesto que aún lleva dentro a la persona anterior. Entonces ocurre una mutación de roles, un intercambio más bien y el dejado puede cerrar el duelo, cuando la nueva pareja ya le ama y ella no puede corresponderle, terminando así la relación, sanando y cerrando así el duelo de la primera relación. (Búsquese el instagram de Luciano Lutereau y sabrá). Son relaciones puente, como digo. Lo que aprendí por experiencia propia a detectar y a declinar. Personas en transición, en duelo todavía, inconscientes de ello en el peor de los casos, que andan, huyendo hacia adelante, buscando una nueva relación, creyendo que si crean algo nuevo, lo antiguo se desintegra, sin entender que lo que están provocando así es que la herida cierre en falso. 

Este año era el año de La Rata en el calendario chino, y marca un nuevo ciclo energético de 12 años. Algo que me resulta curioso, pues en mi caso, este año he cerrado un ciclo de 12 años.

A este año le quedan 96 horas. Las mismas horas para que llegue el 2021, el año del Búfalo, también denominado año del Buey.

Toda una declaración de intenciones sin abrir la boca.


NO, NO ES QUE HOY EN DÍA NO AGUANTEMOS NADA

Un periodista le preguntó a una pareja de ancianos: ¿Cómo se las arreglan para estar juntos 65 años? Y ella contestó: "Nacimos en un ti...