jueves, 22 de diciembre de 2022

MINIMALISMO DIGITAL

Acabo de terminar "Minimalismo digital" de Cal Newport. 233 páginas en las que explica en qué consiste esta filosofía y repasa qué  creímos que sería la digitalización y qué nos dijeron que sería, como nos autoengañamos, como la utilizamos o hemos caído presa de ella; sobre lo que verdaderamente nos aporta a algunos y, sobretodo, los dispositivos a través de los cuales navegamos en dicha digitalización y nos invita a reflexionar sobre el uso que hacemos de todo ello.

Este libro llegó a mis manos de casualidad. Estaba en la biblioteca de dónde vivo, buscando y encontré este y otro del mismo autor. La verdad es que hace años que observo el uso que hago yo de mi teléfono móvil, de las redes sociales y de mi navegación por internet. Las webs de citas, navegar sin rumbo por google, buscar vídeos que me llamasen la atención en youtube, y otras maneras de ocupar el tiempo, las horas muertas, que no es más que evadirme de mi realidad, de mis pensamientos, de no estar en el presente. Y aunque no todo el uso que he hecho de internet ha sido tóxico o alimentar una adicción, dado que he aprendido muchas cosas, descubierto lugares, comprado gangas, y a casi todos nos "salvó" en la pandemia, no voy a negar que mi uso llegó a hacer que me detuviera y me auto-observara, dejando de regañar tanto al adolescente de casa, para revisar qué y cómo estaba haciendo yo.

 El autor se ha basado en varios estudios para hilvanar con ellos su saludable y enriquecedora filosofía. Como el que realizó el doctor en psicología social Adam Alter, que descubrió entre otras cosas que el factor individual que moldea en mayor medida nuestra vida actualmente son las pantallas (Newport, 2021, 33). En su investigación, Alter llegó a reflexiones en las que se relacionan estrechamente adicción y dispositivos electrónicos. La palabra "adicción" genera rechazo, tabú y lleva un estigma social asociado, lo cual, solo hace que dificultar o retrasar la (auto)detección. No podemos mejorar o arreglar algo que no reconocemos que existe. Newport, tras leer las investigaciones y las conclusiones de Alter, se hizo preguntas cómo "¿Qué es lo que hace que las nuevas tecnologías sean tan adictivas?" porque, como uno puede encontrar si investiga un poco, las propiedades adictivas de las nuevas tecnologías son el resultado de un muy cuidado trabajo en su diseño. En psicología existe el refuerzo positivo intermitente, que provoca una dependencia en la mente de cualquier individuo que se someta a un sistema de recompensas recibidas a intervalos impredecibles, porque ese factor no predecible es el que provoca la segregación de dopamina (Newport, 2021, 35). Esto y el deseo de aceptación social, inherente al ser humano, crean el combo perfecto para que solo sea cuestión de tiempo que uno acabe comprobando compulsivamente su teléfono móvil.

No obstante, lejos de querer desenmascarar al monstruo que nos engulle cuál telaraña en forma de redes sociales, datting app's o de plataformas de streaming en las que darse atracones de capítulos de series, el autor lo que pretende es facilitar información para que sea el lector quién conozca lo mejor posible cómo funciona esa tecnología a nivel de activación de segregación de neurotransmisores (como la dopamina) y facilitar (o, recordar, más bien) que no hace mucho ocupábamos nuestro tiempo, fuera de las obligaciones, de otras maneras. "Una de las bases del minimalismo digital es que, si se usan con cuidado y con intención, las nuevas tecnologías pueden crea una vida mejor que el ludismo o la adopción automática" (Newport, 2021, 182). 

En el libro se dan ideas, estrategias e incluso herramientas de soporte para iniciarse en el minimalismo digital y elegir el grado de inmersión que desea adquirirse (cómo los "teléfonos tontos" escribir, hacer y construir cosas con las manos,...) A propósito de los "teléfonos tontos" existe un movimiento "clandestino"  de ejecutivos que usan este tipo de dispositivos electrónicos, como el Doro PhoneEasy. La mayoría de ellos trabajan en el sector financiero y son directores de fondos de inversión. Resulta que, para las personas que mueven cientos de millones de dólares en operaciones de alto riesgo a diario, poder escapar de la distractora información de mercado puede sesgar las decisiones y, potencialmente, costar cantidades, colosales de dinero, es una gran ventaja.

Otro punto interesante es el uso que hacen de las redes sociales los profesionales que se ganan la vida a través de ellas. Hay dos perfiles básicos de usuarios: Los que las utilizamos para pasar el rato, llenar huecos, buscando ocio, información sobre temas que nos son de interés personal, académico, etc y el perfil de quien consigue ingresos económicos a través de ellas, ya sea gestionando las redes sociales de empresas o generando contenido para su propio negocio.

También me ha llamado la atención que actividades que parece que se han redescubierto a través de las redes sociales (cómo hacer ejercicio en casa o con un grupo de gente de forma virtual) o los juegos en linea, dónde realmente arrasan es cuando se realizan en modo "analógico" como ANTES de la digitalización en nuestro bolsillo. Ejemplo de una cafetería sin wi-fi en la que se hacen juegos de mesa, o los grupos de hombres que se reúnen para realizar unas tablas de ejercicios muy concretas.

Ya hacía mucho tiempo que me estaba autocuestionando el uso que hacía de las redes sociales. De hecho, facebook he ido utilizándola menos de forma gradual desde el 2018 (cuando tuve el segundo accidente de moto en el que sufrí un TCE). Instagram sí que empecé a utilizarla progresivamente con mayor frecuencia y caí en la adicción de postear stories casi a diario y comprobar las visualizaciones cada poco. Hace años eliminé las notificaciones de todas las redes sociales en mi teléfono movil y durante un tiempo, también de whatsapp. Esta última empezó siendo un sistema de mensajería instantánea aunque con las últimas actualizaciones lo tiene todo para considerarlo una red social más.

La única red social que nunca ha conseguido engancharme (y lo he intentado) ha sido twitter. Aunque tras leer este libro, ahora podría hacer un uso más interesante y provechoso para mi... Y no lo descarto.

Todas las alternativas que propone Newport me parecen muy atractivas y mucho más gratificantes que navegar a la deriva por internet en una pantalla durante horas. Nuestro cerebro está diseñado para interactuar personalmente, y todo lo que realicemos con nuestras manos nos aporta crecimiento espiritual, y mejora nuestra vida. La frase "Deja un bonito rastro de tu estancia en este mundo" la he leído en este libro pero no soy capaz de encontrarla para referenciarla...

"Si quieres tener éxito con el minimalismo digital, no puedes pasar por alto esta realidad. Si empiezas a eliminar de tu vida las distracciones digitales de baja calidad sin antes haber llenado de forma convincente el vació que te ayudan a oculta, la experiencia será, en el mejor de los casos, innecesarimente desagradable y, en el peor, un fracaso colosal" (Newport, 2021, 162).

El autor afirma que existe una relación entre el ocio de alta calidad y el minimalismo digital y dedica varias páginas a explicar por qué. Además, según Newport, Aristóteles identifica un elemento crucial  en la felicidad humana la presencia de ocio de alta calidad. Sin este, el vacío resultante es tan ensordecedor que parece que podemos taparlo algo con el ruido digital (Newport, 2021,161). Ese vacío es el que tapamos con los dispositivos electrónicos y la tecnología que nos llega a través de ellos. De ahí la importancia de aprender a estar solos, para poder descubrir y disfrutar de todo lo que puede ofrecernos. "Ideas nuevas; una mayor comprensión de una mismo y cercanía con los demás" (Newport, 2021, 101).

Como madre de un adolescente, me he visto repitiendo la regañina frase "Deja el móvil" y regulando y dosificando el uso que hace mi hijo de él. Pero pronto tuve que rebobinar y revisar qué hacía yo, cuál era mi uso y abuso de mi teléfono móvil. Utilizaba muchas redes sociales y, en diferentes momentos del tiempo estaba inscrita en app's de citas (me divorcié y estuve sin pareja 12 años), revisando mis cuentas y perfiles, y haciendo scroll durante muchas horas al día. Empecé a revisar y a contabilizar el tiempo que estaba con el teléfono en los diferentes lugares (whatsApp, instagram, youtube,...). Y sin conocer a este autor ni su libro, empecé con mi desintoxicación digital y a llenar mi tiempo de ocio de calidad. En mi caso ha sido un proceso que todavía dura, es decir ha durado unos pocos años, porque ha sido un camino en el que avanzaba y retrocedía, caía y me levantaba. Mi relación y el uso que hacía y tenía con esta tecnología la he cambiado.

He eliminado una de mis dos cuentas de facebook, que es la primera que abrí hace la friolera de 14 años. La segunda, he de decidir si también la elimino. Instagram lo voy a modificar, en cuanto a cuentas que sigo y el contenido que voy a subir. Este blog, por supuesto lo voy a mantener, así cómo mis dos canales de youtube y mi podcast.

Me convertí en oyente asidua de podcasts (en inglés, de psicología, sobre talleres literarios, deporte, nutrición, salud, educación,...), empecé a consumir contenido en youtube más autodidacta, sobre tocar la guitarra, técnicas de canto, recetas, utilizar programas informáticos,... 

Respecto a una de las estrategias que recomienda Newport (estar a solas) es algo que tuve que aprender hace muchos años y a la fuerza. Y pasé fases de amor y de odio hacia mi soledad. Al final la acepté, la comprendí y la abracé porque me di cuenta de que frente a según qué cosas, la soledad es una bendición y el miedo a enfermar o a morir y estar solos, es eso, un miedo., un fantasma cómo decía mi psicóloga.

La sensación de vacío, de falta de sentido, o, incluso entre la gente que busca pareja (grupo al cuál pertenecí durante años) esa impresión de que nadie quiere un compromiso, de que todo se reduce a una interacción sexual superficial, creo que está influenciado por la inmediatez a la que nos hemos habituado en internet y por el uso que se hace a la hora de proyectar modelos de vidas, trabajos, relaciones, hogares, perfectos y en cuya foto solo se ve el resultado final pero el proceso, el trabajo, el esfuerzo, el sacrificio, las caídas, las frustraciones, quedan invisibilizados hasta el punto que parece que eso no forma parte de esa foto final. Cuando es precisamente gracias a ello por lo que existe.

Creo que esa sensación de no estar conectados a nada está muy relacionada a estar permanentemente enchufados a nuestros dispositivos electrónicos. Que el proceso es un camino a la inversa, casi como de desandar lo andado, aunque quizá lo más acertado sea recuperar parte de lo que fue quedando en los márgenes del camino que nos ha traído hasta aquí.

Necesitamos más hablar por teléfono, tomarnos un café en persona, rituales como quedar los jueves para cenar pizza y resumir la semana, apuntarnos a algún taller o curso, salir a la naturaleza, aprender de forma autodidacta, y construir y hacer cosas con nuestras manos. Recuperamos así el placer del tiempo y del hacer, del logro y del orgullo, revirtiendo todo ello en nuestra autoestima y nuestro bienestar.

Sí, recomiendo la lectura de este libro y, por supuesto, recomiendo replantearse el uso de las tecnologías y el espacio que ocupan en nuestras vidas y quizá, determinemos que necesitamos una nueva reubicación. Una nueva ruta de viaje.

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