jueves, 5 de julio de 2012

L'Oreal, porqué yo lo valgo


"Hate on me" Glee. Mercedes version.

Todos hemos deseado convertirnos, por un momento, en Cruella de Vil, y repartir a diestro y siniestro, rumores, comentarios punzantes, que dejen sin habla a los congregados. Levantar una ceja, y dejar el resto del rostro hierético, mientras nos levantamos con la útlima palabra. Dar un puñetazo en la mesa, salir de la sala abriendo la puerta enérgicamente, dejando a los allí presentes atónitos, y con cara de póker.

Dejar tras nuestros pasos, un grito silencioso, contundente e incontestable, de una autoestima férrea, que hacemos valer; levantar la palma de la mano, en señal de stop, y lanzar el inequívoco mensaje de que no va a pasar, quién sea, por encima de nosotros.

Pero (y aquí va un suspiro largo y exhalado de forma contenida) en realidad, momentos así, podemos tener....cuántos? Tres, en un año?

La mayor parte del tiempo, somos seres...cómo era la palabra? prosaicos! que paseamos por la vida, y a veces, alguien, o algo, subleva las pasiones que duermen en nosotros, y entonces, ni autoestima ni pundonor. Vamos a llamar a la puerta, una y otra vez, cantamos bajo la ventana, enviamos uno y siete whatsapp, comprobamos nuestro email cuarenta y ocho veces, esperando un email que no llega (ni llegará) y pasamos de ser prosaicos a ser...penosos. Dicho de otra manera (por si el lector está espeso) bajamos, en la escala de grises, del gris perla, al gris marengo (negro para los que no somos pijos) Sí, reconozcámoslo. Las promesas que hicimos (horror pa ti, si las hiciste en presencia de alguien) de jamás volveré a...cagada. Porqué entonces, tienes que tragarte tus palabras, que te van a saber a un matojo de paja. Moraleja: antes de pronunciar juramentos, antes de llenarte la boca con palabras que no te crees ni tú, párate y piensa.

Pero, ¿y cuándo llega un momento estelar? Un momento, en el que brillas, y tienes la lucidez, y el oportunismo de poner el puntito en la "i"? Un orgasmo para el ego ;-)

Acabo recordando los consejos de nuestras abuelas: no hables con desconocidos, cruza las piernas cuando te sientes (eres una señorita, no un caballo) y no toques nada. Y uno más de regalo, cosecha propia: haz tuyo el lema "soy una chica L'Oreal. Porqué yo lo valgo"

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